¡Ahí viene la dentadura!
¡Que alguien la detenga!
muerde y remueve las piedras,
de
raíz arranca flores,
desnudan su sombra los terrones
mostrando el universo humedecido
de uncas, y roedores.
¡Ahí viene y es de acero!
Una estampida de pájaros huye
buscando el alivio del cielo.
¡Que alguien la detenga!
gira y demuele ancestrales
misterios
esos que el viento acumula
con el eco abisal de su aliento.
Pienso y pregunto:
¿Dónde brillarán los faroles,
fuegos encendidos por la luna?
¿Dónde, en noviembre de los
muertos
bajarán mis ancestros?
¿Dónde renacerá el agostado lapachar
sin coyuyos, ni algarrobales
sedientos?
¡Ahí viene la dentadura que
gira!
Detrás, un motor bravío y
hambriento
que anuncia en su virulencia
homicida
la llegada del progreso…
¡Que alguien la detenga
por
Dios!
Yo soy el canto de monte
que ha de quedarse en silencio…
Publicada en Vestigios de Un Ocaso
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