martes, 29 de septiembre de 2015

PRESENTACION DEL LIBRO AÑORANDO de Lucrecia Castillo


Hay cosas en la vida de un escritor que te dan satisfacción, alegría y responsabilidad, eso me pasó el día en que mi querida amiga y colega Lucrecia Castillo me pidió que la presentara en sociedad. El acto se realizó en la municipalidad de El Bordo.

El motivo, un maravilloso libro publicado por el Fondo Editorial de la Provincia de Salta.

El acto se desarrolló ante un hermoso marco de público y contó con la presencia del Sr. Interventor del municipio Matías Assenato, El Secretario de Cultura de Salta Sergio Mariano Bravo, el Secretario de Cultura de El Bordo Sr. Armella , Javier Arias y funcionarios del Ministerio de Cultura y Turismo de Salta.



La presentación de un libro es un acto único e irrepetible, más allá de que el autor haga giras llevando su hijo literario a varios puntos de nuestra geografía. Cada presentación genera un clima, una conexión; una especie de burbuja que encierra al autor y a quienes presencian la ceremonia. 

Hoy nos convoca Lucrecia Castillo, poeta, historiaadora y referente cultural de este pueblo. Lucrecia, mi amiga; la que reniega cuando sus propuestas no son escuchadas, la que abre y cierra su museo, la que se brinda entera a las acciones importantes de nuestra cultura regional, la que dá portazos cuando las expectativas nos se cumplen. Lucrecia es esto y mucho más; docente, artesana, arqueóloga y celebrabte de las cosas bellas que su lugar, Su Bordo Querido, le brinda a diario, pero que muchos no entienden o ni siquiera ven.

Al leer este libro con detenimiento, podemos conocer definitivamente la esencia y sensibilidad de una poeta arraigada y enamorada de su tierra.
En AÑORANDO, Lucrecia celebra las bondades de su tierra y echa alas mágicas a los versos que le devuelven la infancia y los baldíos que hoy solo existen en recuerdos borrosos, la escuela con un escudo en su frente, las cintas blancas apretando la libertad de sus cabellos de niña y el guardapolvo de algodón que aún la aguarda en un banco de su aula. 

También hay reflexión en días donde el ocaso pareció tocar las puertas de su pueblo y de su existencia. Lucrecia admira lo simple y se marcha solitaria, poniendo su sombra como una capa, como testigo.

Añora aquellos días de lluvia y de hermanos y de hornos de barro y de acequias que se van junto a momentos que imprime con la tinta de sus versos.

Pero no todo es celebración. Este libro también clama a las rapiñas que devoraron las muertas estructuras de la vieja fábrica de cemento, durante los días malos de la Patria. Recuerdo explícito y extrañamente bello de aquellos que arrancaron las visceras y los ladrillos de una empresa que dio mucho por su suelo, pero que fue saqueada y mutilada aún latiendo, agonizando en sus entrañas el eco del trabajo y de la dignidad de aquellos viejos bordeños.

Y Lucrecia coplea, y es muy eficaz en sus composiciones. El carnaval resuena en las salamancas y se oculta con los duendes de las tinajas. Este canto ancestral con una fina ironía, imprimen a este libro, una suerte de espacio, de respiro entre poema y poema, arrancando al lector una sonrisa, la admiración y la reflexión que indudablemente andará dando vueltas en la mente de quienes las incorporen.

Parte de la Presentación de Añorando
Por Eduardo Medina.

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